lunes, 28 de febrero de 2011

''No volveré''

¡Hola!
Bueno,si eres andaluz,espero que hayas disfrutado del día añadido al fin de semana;y si no lo eres,pues que hayas pasado un estupendo ''finde'' ^^ Termino febrero con este poema bastante sencillo pero también muy personal, no improvisado:

NO VOLVERÉ

No volveré a preguntar por ti,
no volveré a sufrir,
no volveré a mirar a la cara al dolor,
no experimentaré de nuevo la angustia;
No volveré a sentir tal amor,
no volveré a mentir por él,
no volveré a caer en su lugar,
no me preocuparé por cómo estará.
No volveré a llorar,
a sentir soledad o desamparo,
por alguien que no siente nada hacia mí.
No volveré a pensarlo,
no volveré a sentir.
No volveré a dejar de sonreír
cuando él no esté,
ni de fingir que no me importa,
porque así es.
No trataré de saber si está bien,
no volveré,ya no volveré.

No volveré a sus miradas, sus recuerdos,
no volverá a las mariposas en mi estómago,
mis sueños deshechos.
No volveré a abrazar su imagen en silencio,
queriendo tocarla sin llegar a hacerlo.
Jamás volveré a dejar de lado a los que sí
valen la pena,
mi familia,mis amigos,mis allegados,
por una sola persona para quien soy ajena.
No seguiré pensando en cómo será
besar sus labios,
o sentir sus brazos en torno a mí,
él ya nunca lo sabrá.

No volveré a amarlo,
a quererlo, a sentirlo
o a añorarlo.
Aunque el sentimiento siga ahí.

domingo, 6 de febrero de 2011

Resígnate

Hola.
Domingo 6 de Febrero,son exactamente las 12:40 y tengo aquí a la Musa saludándome:

La puerta se oye de fondo con un estrepitoso sonido que retumba en mi interior,a pesar de que ha sido cerrada lentamente. No me digno a levantar la mirada, para qué, me digo a mí misma, no se volverá a abrir. Ese pomo no girará de nuevo ni será empujada por sus manos, resígnate.
Porque se ha ido aunque podría haberse quedado, lo tenía todo aquí. Tenía mucho más de lo que soñaría tener allá adonde va, y aún así se ha marchado para, quizás, no volver. Por mucho que lo prometa, o diga que lo intentará, no mirará hacia atrás ni dudará; lleva demasiado tiempo inseguro.
La casa, de pronto, parece vacía, aunque hay más personas en ella. Quedan demasiadas habitaciones libres, pienso, no hacen más que vaciarse durante los últimos 4 meses.
El vacío. Qué extraña sensación.
Es aquella que va de la mano de la inseguridad, y al otro lado lleva al dolor. Y las tres te acosan incesantemente, pichándote con lo que pillen y abofeteándote para hacerte reaccionar. ¡Estás sola!, me dicen, ¡Resígnate!
''Resígnate, resígnate'', no hago más que escuchar en mi cabeza, resonando como ecos rebotando dentro de mi cuerpo. Resignación. Eso es lo único que nos queda.
Tan solo espero que se dé cuenta, le explico a mi conciencia intentando tranquilizarme a mí misma, que algún día, cuando esté cansado, derrotado, agotado, y se sienta solo, mire hacia atrás, aunque sólo sea una asquerosa miradita por encima del hombro.
Y que mire a través de la ventana por la que tiró la casa entera, y se recuerde a sí mismo los errores que cometió y el daño que hizo. Y que no lo olvide. Que no olvide los fallos, que no los entierre en un cajón de su mente, donde cogerán polvo y serán extraviados, y nunca se podrán arreglar.
Que no olvide tampoco los buenos ratos, le pido a quienquiera que esté ahí arriba decidiendo por nosotros mismos, las risas, los viajes, los paseos, las riñas que acabaron en ironías con tono de sorna y que más tarde nos hicieron sonreír con nostalgia; que no se le olvide que hubo amor, cariño, forjando algo especial en el interior de estos muros, algo irrompible aunque capaz de separarse, como dos imanes que se quedan pegados si los pones cerca, hasta que llegue alguien que tira de alguno de los polos para separarlos. Porque esos imanes nunca dejarán de atraerse aunque ese alguien no deje de tirar jamás.
Me examino a mí misma buscando sensaciones, y me sorprendo al no encontrar ningún tipo de odio hacia él. Al contrario, no puedo dejar de notar el cariño que me unía a él, como un superglue que se reseca con el paso del tiempo, aunque sigue cumpliendo su función. Y siento también pena, pena de mí misma, porque no lo volveré a ver más-a no ser que algo le obligue a retroceder-; pena hacia él, porque no se ha dado cuenta todavía de lo que significa todo esto, y de sus consecuencias; y pena hacia los que están a su alrededor, los ''buenos'' y los ''malos'': los buenos, porque no dejarán de pensar en él, al igual que yo, y los malos, porque no saben la suerte que tienen de tenerlo cerca de ellos, aunque no se lo merecen.
La añoranza me hace llorar, y no encuentro razones ni ganas para sonreír, nada que me alegre, ni siquiera un bonito recuerdo que me cause risa. Nada, porque la tristeza de saber que hay personas importantes de mi vida que no volveré a ver, vence a todas las alegrías del mundo.
Que se dé cuenta, por Dios, que se dé cuenta, sigo suplicando.
Y cuando se dé cuenta, cuando sienta el cielo roto sobre sus hombros, y no encuentre el apoyo necesario para vivir, volverá. Mirará hacia atrás, recordará lo bueno y hará comparaciones, y la puerta estará abierta para él.

Almalual.