martes, 29 de septiembre de 2009

Capítulo 7:¡último capítulo!

¡Hoooola de nuevo!Me he tomado dos semanitas(no de vacaciones,precisamente...), pero por fin he vuelto a mi añorado ordenata y aquí os dejo...sí,señoras y señores,¡el último capítulo!Lo sé,es muy largo,pero así acabáis antes,¿no?(No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy).En fin,disfrutadlo:




-No-suelto, asustada, y retrocediendo varios pasos-. Jamás. ¡Olvídate!
-No tienes otra opción-sonríe Jidar, malicioso-. Eres la última pieza de mi puzzle sin terminar. He pasado miles de millones de años sin beber ni una sola gota, y pensé que podía saciarme de simples demonios o humanos, ¡pero no fue suficiente! Pensé que la sangre de Odín me daría fuerzas, pero ya es muy viejo y su sangre, escasa. Por eso, lo envenené para que no pudiera siquiera hablar sobre mi plan. Rapté a su hijo, Thor, para tener a todos ocupados y que además vinieras a mí. Me di cuenta de lo que de verdad necesito: Valquirias. Jóvenes y fuertes Valquirias, como tú, pero tenía que ser un número exacto, ya que si mataba demasiadas las echaríais de menos y habría más gente de la que necesitaba a mi alrededor. Trece Valquirias. Tenía doce, pero todas demasiado débiles. Eres tú quien me falta. La décimo tercera Valquiria*. Éthara, la sanguinaria Valquiria caza-demonios, fuerte y rebosante de sangre joven que saciaría mi sed.
Por el poderoso Odín, no me puedo creer que haya caído en la trampa. ¡Por eso hubo desapariciones de Valquirias! Jidar sabía que Frigg recurriría a mí y que finalmente y con la ayuda de Alexander, Ozkora y Alice, conseguiría llegar hasta aquí. Todo estaba planeado.
Pero aún hay un detalle por contar.
-¿Y todo para qué, Jidar?-pregunto. Él mira a Alice.
-No sólo me preguntes a mí, preciosa-contesta, ladeando la cabeza y sin dejar de exponer sus dientes afilados a través de su sonrisa-. Pregúntale también a tu querida amiga… ¿cómo era…?Ah, sí. Alice-concluyó con una mirada que me dio escalofríos.
Me vuelvo hacia ella, frunciendo el ceño y con una sospecha en la mente.
-¿Alice? ¿Tú lo sabías?
Mi amiga me mira con cara de culpabilidad, sin poder decir nada. Sacudo la cabeza, confundida. ¿Cómo es posible que todo este tiempo haya sabido lo que Jidar se traía entre manos y no nos lo ha dicho? Me había ahorrado varias comeduras de coco. Todo lo que he hecho…no ha servido de nada. Ahora mismo, a punto de ser devorada por un Vampiro, me siento decepcionada, pero sobre todo, tengo miedo. Mucho miedo.
-Oh, sí, la dulce, bondadosa y bonita Alice-continúa Jidar, impasible-. Vino aquí para protegerse a sí misma y a los suyos, y para asegurarse de que todo iba según lo previsto.

No me lo puedo creer. Sé que no debería desesperarme, porque probablemente es lo que quiere Jidar, pero… ¿qué otra cosa puedo hacer? He sido traicionada por mi amiga, o la que creí alguien de confianza, y ya no tengo ganas de luchar.
Pero sí de aclarar las cosas.
-Antes ella intentó curarme-puntualizo -, ya que es su habilidad. ¿Por qué pudo hacerlo fuera de esta sala y no dentro?
La sonrisa de Jidar se hace más amplia; seguramente esperaba que me diese cuenta.
-Porque esta habitación está protegida por una barrera…digamos ``anti-magia ´´ creada por mí mismo, por lo que solo yo puedo usar mis poderes…y, de hecho, no voy a dudar en utilizarlos.
De pronto, alza una mano hacia la puerta, y ésta se cierra de golpe. Después, o desaparece y aparece de repente a mi lado, o es que, como los demonios, corre muy rápido. Sea lo que sea, me toca con dos dedos la frente, y acto seguido, caigo al suelo, inconsciente.


Alice chilló, sobresaltada, y Alexander se irguió alertado. Ambos intentaron detenerlo, pero no fue posible.
-¡Quietos, o la mato!-gritó Jidar, amenazante. Cargó con Éthara, débil y pequeña cual pluma, se dio la vuelta y desapareció corriendo por otra puerta situada al lado de su gran trono.
Alexander, inquieto, miró a Alice, impotente. Ella no pudo sostener su dura mirada, bajó la cabeza y se sentó en el suelo. Alex no podía creerse lo que estaba viendo.
-¿Vas a quedarte ahí sentada mientras un Vampiro le chupa la sangre a tu amiga?-espetó duramente. Después miró a Ozkora, que igualmente se sintió culpable pero no dijo nada. No se molestó en pedirle ayuda a Thor.
-Pues yo no me pienso quedar quieto.
Desenvainó su espada y se dirigió a la puerta por la que había salido Jidar.
-¿Y cómo piensas hacerlo?-dijo Alice-Todas las puertas de este sitio están hechas del mismo material que las espadas valquíricas, ¡son imposibles de romper, ni siquiera una espada demoníaca podría!
-Sí, pero no las cerraduras.
Alex se aproximó a la puerta, y con su espada a modo de llave, manipuló la cerradura. Con un sonoro crujido, la puerta se abrió. Alexander sonrió.
-¿No ha sido demasiado fácil?-preguntó Alice, frunciendo el ceño.
Alexander estaba lo suficientemente satisfecho para no escucharla. Empujó la puerta de una patada y entró. Ozkora se encogió de hombros y le siguió, conforme; Alice y Thor no se quedaron atrás.
La puerta conducía a un gran jardín rodeado por un muro de piedra, el cual estaba repleto de enredaderas por todas partes. En el centro del enorme jardín había una pequeña columna, también con muchísimas enredaderas. Alrededor de la columna, doce piedras alargadas y planas, seis a la derecha, seis a la izquierda. En medio de ellas, una mucho más grande esperaba la llegada de algo…o alguien.
Alexander miró a su alrededor buscando a Jidar y Éthara. Por si acaso, se escondieron detrás de algunos matorrales y enredaderas.
En ese momento, como por arte de magia, encima de cada piedra aparecieron doce Valquirias…menos en la décimo tercera. En su lugar, apareció Jidar con Éthara en brazos, y la depositó en su respectivo lugar, la piedra más grande. Jidar se colocó justo enfrente de la columna y puso sus manos en ella. Todos entendieron lo que pretendía hacer. No dudaron ni un segundo. Alexander desenvainó su espada y corrió hacia él con ella en alto. Sin embargo, la espada rebotó antes de rozarlo.
Jidar se dio la vuelta.
-Ni lo intentes, muchacho-amenazó-. Me rodea una barrera como la de la de antes, pero esta va contra espadas demoníacas y valquíricas. Imposible traspasarla…a no ser que seáis ángeles…pero esos murieron hace mucho tiempo.
Rió y continuó su tarea. Apenado, Alex envainó su espada. Intentó acercarse a Éthara, pero la misma barrera mágica le detuvo. Ya no sabían qué hacer.
Se sentó en el suelo con las manos en la cabeza, abatido.
-¿De verdad no podemos hacer nada?-preguntó a Alice.
Ella negó con la cabeza.
-No-respondió-. Ni siquiera yo.
Ninguno de ellos comprendió su contestación, ya que no sabían su identidad ni de lo que era capaz de hacer.
Jidar cerró los ojos y clavó sus enormes uñas en la columna. Cuando los abrió, eran completamente blancos, y sus labios pronunciaban una lengua incomprensible. De doce de las Valquirias salió un az de luz proveniente de sus corazones, mitad brillante, mitad rojo. En cierto sentido, era realmente bello. Todos los hilos de luz se dirigieron a la columna…
El proceso se detuvo. Cada luz volvió a su cuerpo, y Jidar recuperó su rostro normal. Éste chilló, furioso. Alguien había irrumpido en su maravilloso plan, y a Jidar no le había sentado nada bien.
-Marchaos-murmuró, irritado-¡Marchaos! Dejadme en paz…No me impediréis hacerlo…
Volvió a agarrarse a la columna, pero nada pudo hacer. Sin una debida concentración, era completamente inútil. Una mujer y dos hombres aparecieron de repente por detrás de Jidar y alzaron sus tres pares de manos hacia él, mientras pronunciaban múltiples palabras en el mismo idioma que Jidar usó momentos antes…solo que esta vez era en su contra. Él gritó, desesperado, pero para sorpresa de Alexander no se consumió como esperaba. En su lugar, Jidar abrió los ojos como platos y se miró las manos, confundido.
-¡Rápido, clávale tu espada!-le indicó la chica a Alex. Él obedeció, y con su espada, arremetió contra el pecho del Vampiro. Éste se convirtió al instante en cenizas entre gritos desgarradores.
De pronto, todas las Valquirias despertaron, ya que la influencia de Jidar desapareció tras su muerte. Se miraron unas a otras, verdaderamente confundidas, pero sonrieron, y por fin libres, corrieron a la salida tras darles las gracias a sus siete salvadores. Alexander corrió hasta Éthara, que despertó, y se fundieron en un abrazo.

Me levanto increíblemente confundida. No sé exactamente lo que ha pasado…lo único que sé es que estoy tumbada en una especie de…piedra y rodeada de plantas. Noto, todavía entre las brumas del sueño que alguien me abraza y me aprieta fuertemente.
Eh…reconozco esta ropa… ¡es Alex!
-Em… ¿Alexander?-murmuro.
-Pensé que ese dichoso Vampiro te iba a matar…-susurra él-Te has salvado por los pelos.
Sonrío y le devuelvo el abrazo. Una vez me separo de él, me levanto y voy hasta una chica y dos chicos, que según me dicen las demás Valquirias y Alexander son las que nos han salvado.
-Has cumplido con tu trabajo, Alice-le está diciendo la chica a mi compañera-.Lo has hecho muy bien. Tú debes de ser Éthara. He oído hablar mucho de tí.
Le sonrío, me cuesta no hacerlo. En su presencia sientes ganas de sonreír, como si no pudieras hacer otra cosa.
-Muchísimas gracias por lo que habéis hecho-le agradezco.
-De nada-me devuelve la sonrisa-. Me llamo Yina. Ellos son Óribe y Maxim.
Los dos me dedican una sonrisa. Óribe tiene el cabello rubio y los ojos azules, y Maxim el pelo castaño claro, de ojos marrones oscuros. Yina, en cambio, tiene una extraña mezcla: rubia y ojos color miel. Los tres, al igual que Alice, visten de blanco.
-Ahora que Jidar ha sido destruido-explica Óribe-, podemos salir al exterior…por fin.
Alice salta como si le hubieran pinchado.
-¿De verdad?-dice, entusiasmada-¿Va enserio?
Maxim le sonríe.
-Así es-siente-. Sé que hemos tardado mucho, pero…al fin podremos mostrarnos al mundo.
Yo no entiendo nada de lo que dicen. Me encojo de hombros, y camino hasta Ozkora, que se despedía de una de las Valquirias.
-Nos has dado un buen susto, bonita-me dice, bromeando-. La próxima vez ten más cuidado.
-¿Cuidado?-repito-¡Eres tú la que insistió en que salvara a Odín, y…!
De pronto, caigo en una cosa. Odín.
-¡Odín!-grito-No hemos salvado a Odín…
-Ya nos hemos ocupado nosotros de eso-me tranquiliza Maxim, que me ha oído.
Un poco más tranquila, me reúno con todos, y salimos de la fortaleza.
Veo a Thor cómo mete algo en un bolsillo. Descubro que es su martillo, pero prefiero no preguntar. Si lo ha encontrado, mejor que mejor. Afuera, está anocheciendo, y Óribe, Maxim, Yina y Alice nos indican que esperemos. Minutos después, el asombro cruza nuestros rostros.
Miles de seres alados recorren el cielo, brillantes, magníficos. Algo que no se veía desde hace millones de años, hoy somos los primeros en ver. Ángeles. Montones y montones de ángeles que se reúnen ahora con nosotros, y abrazan a nuestros amigos.
-¿No queríais saber quién soy?-optimiza Alice, al ver, sonriente, nuestras caras sorprendidas.
Acto seguido, de su espalda salen dos alas de plumas relucientes. Echa a volar y abraza a otro ángel cariñosamente. Sonrío al contemplar su alegría, y lo bella que está en su estado natural.
-¿Por qué hasta ahora no supimos quién érais?-pregunto a Yina.
-Porque teníamos nuestra propia esencia escondida. Es una habilidad que han aprendido algunos demonios y ángeles, la cual nosotros estábamos utilizando.
Claro… ¡por eso no reconocí a Aszarok en el bar! Ahora todo tiene una razón lógica.
-Todo este tiempo-explica Óribe-hemos estado escondidos, porque éramos demasiado pocos. Jidar nos capturaba y se alimentaba de nosotros, y mientras conseguiamos dormirle, nos exiliamos. Cuando supimos que había despertado y volvía a por más poder y sangre, mandamos a uno de nosotros que avisara a Frigg, aunque Odín ya se encontraba en peligro. Luego, ordenamos a Alice ir a protegerte, pero ya te había raptado. Tardamos bastante en descubrir que estabas en Asturias. Una vez que Jidar estuviese ejecutando su plan, Alice debía llamarnos, y debido a las barreras fue bastante difícil, pero llegamos justo a tiempo. Tras quitarle sus poderes, tu amigo le clavó su espada para matarlo, ya que era mortal. Ahora que está muerto, podemos salir del exilio.
O sea… que estaba todo planeado. Y yo sin saberlo. Ahora que todo está en calma, no sé que voy a hacer. En cierto sentido, con los ángeles aquí los demonios ya no son mis enemigos…
-¿Qué piensas hacer ahora?-me pregunta Alex.
-Pues la verdad-contesto-, es que no tengo ni idea. Tal vez me mude al campo…quién sabe. Ya me las apañaré.

Por lo menos…ahora todo está más o menos tranquilo. Podré retirarme de mi cargo de ``Valquiria sanguinaria ´´, que ya me estaba cansando un poco.

Ahora que sé que mi madre murió, tal vez, intentando salvar a los ángeles de los colmillos de Jidar, no tengo nada más que saber. Disfrutaré de la bella Asturias…
Me quedo mirando los ángeles, pensativa. Alexander se acerca a mí y me rodea con un brazo la cintura. Apoyo la cabeza en su hombro. ¿Estará él en mis planes?
Probablemente, sí.







*:¿Comprendéis ahora el título? ;-)
En fin, lectores míos, tal vez pronto siga escribiendo, eso sí, cosas más actuales que esta...
Espero sinceramente que os haya gustado.......

2 comentarios:

  1. Vaya! pues me ha resultado cortito y sabido a poco el relato, esperaba más capítulos de intriga y acción.

    Qué miedorrr cuando el vampiro Jidar iba a emprenderla con la yugular de Éthara. Esos bichos no me hacen ni pizquita de gracia, a mi no me da por ver pelis de esas de miedo y de bichos con colmillos menos aún, aaaggggggg!

    Enhorabuena por tu relato alma, no dejes de escribir, ya sea volando por lo q tu fantasías te dicte o por entre los acontecimientos de tu vida real, los cuales deseo q siempre te sean siempre propicios y gratos de contar y compartir con quienes te seguimos.

    un besote. >:0]

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  2. Chiisss,que yo ya avisé de que era cortito!

    Mmm...pos a mi al contrario con los vampiros,eh...me molan a mi los vampiros,fíjate tú,jajaja.

    En fin,muchas gracias,Perga.Seguiré aquí, escribiendo(y estudiando,qué le vamos a hacer...¬¬).Espero que estés muuuuuuuuy bien!^^
    Besazos!=)

    Almalual.

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